Dra. Pepa Mellado
La Dra. María José Mellado (Pepa para sus pacientes y amigos) es Pediatra, Jefe del Servicio de Pediatría y Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Infantil la Paz y Presidenta de la Asociación Española de Pediatría, siendo la primera mujer que ostenta este cargo, en 65 años, en dicha institución.
El jurado de la Tercera Edición consideró a la Dra. Mellado merecedora de este Premio Honorífico y destacó sus méritos profesionales, su defensa por los derechos de los pacientes infantiles con VIH y el fomento de la inclusión de los niños en ensayos clínicos, así como los valores que muestra cada día en el desempeño de su labor: cuidado, cariño, optimismo, mimos y acompañamiento a los pacientes y sus familias.
El Jurado destacó su contribución en la defensa de los derechos de los niños y niñas pacientes. ¿Por qué cree que es tan importante?
La población infantil ha sido un grupo olvidado en investigación y en el desarrollo de fármacos específicos hasta hace una década; incluso hoy, muchos medicamentos seguimos utilizándolos en niños de forma “off label”, es decir, sin haberse investigado en las poblaciones pediátricas, hecho más acuciante en neonatos y lactantes pequeños por su complejidad. Es por ello fundamental reconocer el derecho de los niños a la investigación pediátrica, que debe ir paralela a la del resto de población adulta.
¿Cómo cree que el afecto repercute en los resultados en salud de los niños y niñas pacientes? ¿Más aún que en pacientes adultos?
El apego del niño a su familia, educadores y sin duda a enfermeras y médicos es fundamental para comprender su enfermedad, aceptar someterse a pruebas y cumplir los tratamientos. Especialmente por la empatía que transmite el sentirse querido y cuidado. Los niños, están mucho más expuestos que los adultos a los cambios afectivos, y responden muy favorablemente en un ambiente de dedicación y cariño.
Parece que términos como cuidado, humanismo, afecto, empatía… van impregnado el sistema poco a poco. ¿Ha constatado esta evolución en sus años de actividad profesional?
Sin duda. Y aunque los pediatras y profesionales que trabajan con niños han sido siempre el ejemplo de estas actitudes, durante mi vida profesional he asistido a una impregnación tanto de sanitarios como de toda la sociedad de un comportamiento y actitudes más cálidas, cercanas y humanas en la atención a los enfermos que actualmente acompaña a las actuaciones de salud en nuestro medio, en cualquier nivel y ámbito.
Un premio excepcional que reconoce la trayectoria humanística por encima de méritos científicos
Y mirando al futuro, ¿ante qué retos nos encontramos para consolidar este modelo afectivo y efectivo del que tanto hablamos?
El reto siempre es la educación. Si educamos a escolares, universitarios, profesionales, técnicos y a toda la población en el cariño, el respeto y el cuidado de las personas en general y de los enfermos en particular, el camino estará sembrado. La población pediátrica enferma, especialmente los niños con enfermedades crónicas, es la más vulnerable y, sin duda, en la que prioritariamente debe consolidarse el modelo afectivo y efectivo.
¿Cómo cree que las tecnologías o los dispositivos móviles con los que los pacientes infantiles están creciendo pueden ayudar a mejorar su calidad de vida?
Las nuevas tecnologías tienen un beneficio potencial incalculable, especialmente en la población infantil que ha nacido con ellas y que crece incorporándolas a su medio natural. El aprendizaje, la comunicación, el desarrollo de la imaginación…, aseguran una nueva forma de entender y curar las enfermedades; un ejemplo claro es la destreza de algunos niños con autismo en el uso de dispositivos, que llegan a conseguir en muchos casos la deseada interacción, hasta ahora impensable.
Para usted, que comparte valores tan afines al Dr. Jovell ¿qué supuso recibir un premio que lleva su nombre?
Una enorme sorpresa, gratitud y satisfacción como profesional. Pero, sin duda, para mí lo más importante es el reconocimiento implícito de este premio a la labor del pediatra, a la dedicación y al cari ño incondicional de este profesional hacia los niños y a las familias. Fue un día excepcional porque este premio reconoce la trayectoria hu manística por encima de méritos científicos.